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Renta fija

Mucha gente asocia la renta fija a una inversión asegurada a vencimiento y con una rentabilidad fijada de antemano, como si fuera un depósito bancario, pero en realidad no es así. Realmente el término fija se refiere al plazo de vencimiento más que al precio o interés que se va a cobrar.

La renta fija no es más que la emisión de deuda ya sea por parte de un estado o una empresa privada. Para poder operar con esta deuda es necesario que estas entidades emitan títulos que son negociables en el mercado de valores al cual pueden acudir los prestamistas o acreedores para comprarlos. Normalmente estos títulos son conocidos como bonos y son el instrumento para operar en los mercados financieros. Cualquier inversor que compre esta deuda adquiere el derecho a cobrar unos intereses por el préstamo realizado y a recuperar su inversión al vencimiento.

Diferencias entre deuda y acciones de una empresa

Como se ha mencionado anteriormente, cualquiera de nosotros puede comprar deuda de una empresa y esto nos puede hacer plantearnos si tiene más sentido comprar deuda o comprar acciones. Siempre y cuando dichas empresas coticen en Bolsa porque no necesariamente tiene que ser así.

Pues bien, una empresa tiene básicamente tres forma para obtener financiación:

  • Pedir un préstamo a una entidad bancaria o crediticia
  • Emitir nuevas acciones, es decir, realizar una ampliación de capital
  • Emitir deuda

Sin entrar en detalles que ya explicaremos en un futuro post, cuando una empresa realiza una ampliación de capital lo que está haciendo realmente es diluir la parte del pastel que corresponde a cada accionista. Esto es posible que no interese a los actuales accionistas y la empresa decida emitir deuda en su lugar para conseguir financiación.

Desde el punto de vista del inversor, dependiendo de su carácter y aversión al riesgo, quizá pueda sentirse más a gusto comprando un bono donde la volatilidad va a ser menor que la que tendría si comprara acciones. Es decir, comprando un bono la sensación de riesgo siempre es menor dado que, aunque puedan producirse oscilaciones en el precio, estas siempre van a ser menores que las que se producen en las acciones. Y además, es muy probable que si se mantiene dicho bono hasta el vencimiento al menos recupere el capital invertido.

Otro punto importante y que no hay que olvidar es que comprando un bono nos convertimos en acreedores de la empresa, mientras que si compramos una acción somos propietarios de una parte de la empresa. En el caso de que la empresa entrara en liquidación, el acreedor siempre tiene preferencia sobre el accionista a recuperar su inversión.

La importancia del plazo en la renta fija

Seguro que muchos de vosotros, al consultar un producto financiero que invierte en renta fija habéis podido observar cosas del tipo: «50% invertido en deuda a largo plazo». ¿Qué quiere decir esto en realidad? Pues bien, como ya hemos comentado anteriormente invertir en renta fija nos convierte en acreedores de una entidad. Y con estas entidades, ya sean públicas o privadas, nos une una promesa de pago al término de ese plazo.

Si estamos en un periodo económico donde los tipos de interés están en tendencia bajista nos interesa invertir en renta fija a largo plazo. Y al contrario, si el escenario económico en el que nos encontramos prevé una subida de los tipos de interés, nos interesa invertir en productos de renta fija a plazos más cortos.

Ejemplo tipos de interés vs plazos de vencimiento

Ponemos un ejemplo visual muy simplificado para verlo mejor. Un inversor A compra Letras del Estado a vencimiento a 12 meses a una rentabilidad del 1%. Pasado unos meses los tipos de interés empiezan a subir y 10 meses después los tipos de interés se sitúan en el 2%. Si el inversor A quisiera vender antes del vencimiento del periodo ya no podría venderlo al precio inicial por el que lo compró. Esto es debido a que un nuevo inversor B va a preferir comprar un bono al 2% actual que el otro al 1%.

Por lo tanto, suponiendo una inversión inicial de 100€ con el bono A se obtendría al vencimiento 101€. Pero con el nuevo bono emitido por el estado el mes 10 de la compra del inversor A, un nuevo inversor obtendría 102€. Por lo tanto, el inversor A estaría obligado a vender su bono a 99€ para que el inversor B obtuviera con ese bono la misma rentabilidad que comprando el nuevo bono.

Más información sobre renta fija

Si quieres seguir profundizando sobre renta fija, puedes leer alguno de los libros recomendados en esta web.

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